Desde Celler Batea queremos ofreceros experiencias enoturísticas para que podáis conocer de primera mano la Terra Alta y sus vinos, especialmente la garnacha blanca y nuestra bodega.
La Terra Alta es un lugar muy especial para hacer enoturísmo. Una tierra escondida y aislada, cuyos vinos fueron durante mucho tiempo dedicados al consumo interno. Todavía conserva una gran variedad de estilos clásicos de elaboración, aunque las pequeñas bodegas privadas y las más grandes cooperativas han comenzado a producir muy buenos tintos mediterráneos.
La Terra Alta, es uno de los lugares más vírgenes de Cataluña, con un gran potencial cultural, natural y gastronómico, en definitiva para hacer enoturísmo. Merece la pena conocer más cosas sobre esta comarca, y te animamos a que lo hagas in situ, con una buena copa de vino en la mano.
BATEA:
El cielo azul mediterráneo ha sido testigo de la importancia de la cultura del vino en las vidas de los habitantes del pueblo de Batea a lo largo de los siglos. El inicio de nuestra relación con el vino fue gracias a los fenicios que establecieron rutas comerciales con diferentes puntos geográficos de la península ibérica. Y es a través de la desembocadura del rio Ebro en el mar Mediterráneo como la actual Batea, situada a menos de 50 km. de distancia, tuvo su primer contacto con el vino en el siglo VII a.c. El vino que traían los fenicios como artículo de intercambio comercial y que la población local reservaba exclusivamente para ritos ceremoniales, comenzó a ser producido en la zona y con el paso del tiempo acabó convirtiéndose en uno de los protagonistas de la hoy conocida como dieta mediterránea.
A finales de 1950, un grupo de viticultores de Batea conscientes de la importancia social y económica que representaba el cultivo de la vid deciden dar un paso adelante uniendo voluntades y recursos en la creación de Celler Batea.
¿QUÉ EXPERIENCIAS OFRECEMOS?