Floración
A finales de mayo o principios de junio aparecen los embriones de las flores y la floración se produce en pleno mes de junio. Las flores, blancas y minúsculas, se abren, esperando ser polinizadas por el viento y los insectos. Una vez la flor polinizada, se empezará a desarrollar el grano de uva. Se denomina a éste fenómeno “cuajado”, con la transformación de la flor en fruto. El cuajado se completará en 2 o 3 semanas después de la floración.
Si la viña está sobre espaldera, se emparran los sarmientos nuevos (Se suben los alambres de la espaldera) y continúan los tratamientos preventivos de la tierra.
Llega la hora de la supresión de los pámpanos estériles surgidos del tronco o de las ramas. Puede realizarse también en el suelo una segunda cava o binadura. Por otra parte, la floración determina ya el volumen de la cosecha y la fecha de comienzo de la vendimia: una floración tardía supone una vendimia tardía.
Fecundación y fructificación
Las flores dan pequeños frutos a finales de junio o en julio. Éstos surgen muy verdes, pues están saturados de clorofila, y a partir de aquí toda la planta empieza a ponerse al servicio del fruto que poco a poco irá creciendo. Se lleva a cabo una nueva cava y más tratamientos si son necesarios. Se pasa a limpiar la vid podando los vástagos -tallos nuevos que brotan al pie de la cepa- más largos y, si la planta es demasiado abundante, se ejecutan los llamadas aclareos, eliminando una parte de los racimos jóvenes para limitar los rendimientos.